🎥 #49 Chatarra en Acción — Dracula: A Love Tale (2025)

Al parecer se seguirá arruinando y bastardeando la famosa novela del autor irlandés Bram Stoker.
Drácula ya no es aquel monstruo inquietante de las páginas góticas: se ha convertido en un personaje de la cultura pop gracias a toneladas de filmografía. Hoy lo vemos tanto como mascota de cereal como en la horripilante bazofia de Hotel Transylvania. Sea como sea, este malévolo personaje terminó reducido a un chiste.

Y para colmo, gracias al señor Francis Ford Coppola, el conde también se volvió famoso en su versión trágica y romántica: el monstruo malvado transformado en hombre maldito que perdió a su amor en el pasado.

En este 2025, la nueva versión de Luc Besson repite exactamente esa misma premisa. Es decir: no hay ningún aporte fresco ni giro argumental en este producto sobreexplotado de la imaginación de Stoker. En realidad, es un “copia y pega” de la película de los noventa, pero adaptada —supongo— para un público juvenil. Lo digo por el casting: actores jóvenes y totalmente desconocidos, salvo Christoph Waltz, que encima aparece en un papel secundario.

La película corre a toda velocidad, sin dar respiro ni tiempo para detenerse en los personajes. Todo gira en torno al dramita telenovelesco entre Drácula y Mina. Vale aclarar: en el libro original, Drácula no es el amante trágico de Mina, sino su depredador. Jonathan Harker también mantiene su nombre, pero como aparece poco, resulta irrelevante. En esta versión, incluso lo vuelven ateo para que, tras un par de truquitos de magia del conde, se convierta en creyente. Absurdo.

Ese es mi mayor problema con esta interpretación: todo sucede rápido, forzado y sin sentido. Los personajes actúan de manera incoherente y generan cero interés… salvo cringe. El doctor Van Helsing, por ejemplo, es aquí un cura con aire de Sherlock Holmes que resuelve el caso como un detective cutre. Nada que ver con el personaje de Stoker, y aunque no sea obligatorio ser fiel al original, al menos podría guardar un poco de dignidad.

Lo positivo: se nota la fuerte inversión detrás del proyecto. La fotografía, los escenarios y el vestuario de época (entre los siglos XV y XIX) resultan llamativos y bien caracterizados. Visualmente es atractiva. Sin embargo, el CGI en varias escenas hace agua y llega a parecer de un videojuego barato.

Quiero ser claro al respecto de la adaptación. El film no tiene que ser un calco de la obra original, pero sí, tiene que ser coherente por sí mismo sin depender del material de origen.

En resumen: lean el libro. Es buenísimo. Las adaptaciones actuales no valen la pena y se desvían demasiado del camino oscuro del libro. La de Coppola ya había inventado al Drácula romántico, pero al menos era una película que ponía los pelos de punta. La de Luc Besson no es más que una relectura mediocre de aquella.


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