🎨 Malditos Artistas — Jon McNaughton: Kitsch y trumpismo

Por lo general, se utiliza el término kitsch de forma peyorativa al referirse a ciertos artistas. La palabra comenzó a usarse a mediados del siglo XIX en Alemania para describir pinturas baratas, con temáticas populares, hechas para venderse fácilmente. Para mí, no es necesariamente algo peyorativo; más bien, es una característica estilística que puede tener valor propio dentro del universo artístico.

                    Trump Shrugged

Según Hermann Broch, obras potencialmente kitsch podrían ser, por ejemplo, las pinturas románticas del siglo XIX. No es que el romanticismo sea kitsch en sí mismo, pero fue una influencia directa en el surgimiento posterior de un arte más expresivo y emocional, fácilmente digerible para el público general. En pocas palabras, el kitsch es un arte accesible, como los souvenirs o las imágenes que uno encuentra en una tienda de regalos: temáticas agradables, ejecución cuidada, y emoción fácil.

                  Trump Stampede

Esto nos lleva a las pinturas del artista de Utah, Jon McNaughton, quien se volvió especialmente popular tras la victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses de 2016. ¿Por qué ganó visibilidad en redes con el ascenso del "hombre naranja"? Una palabra: militancia.

                   Saving a generation

McNaughton pinta de todo: paisajes, retratos, escenas bíblicas... pero se hizo famoso por sus obras de fuerte carga nacionalista estadounidense con toques religiosos (algunos, medio apocalípticos). El chovinismo más rancio es lo que lo destacó en los medios, especialmente sus retratos de Donald Trump, tratados casi como figuras mesiánicas.

            Politically incorrect (un Martin                             Luther King vistiendo 
            la bandera confederada en sus                                    pantalones)

Sus escenas kitsch de Trump son inconfundibles y tienen un carácter cómico —a veces involuntario— que las convierte en material perfecto para burlarse de los progres (liberales, en inglés). Sus cuadros retratan a los demócratas como si fueran lacayos del Maligno, y a los próceres estadounidenses como hijos de Dios. En mi opinión, McNaughton sabe perfectamente lo que hace: pinta escenas cuasi religiosas, cargadas de patriotismo gringo patético, para emocionar a su audiencia conservadora.

                        Trick r Treat

Otra cosa que lo caracteriza es que sus obras son muy "memeables". Él es consciente de esto y lo explota sin reparos: sus cuadros son consumibles, compartibles, reproducibles. Aunque suele trabajar en formatos pequeños, su contenido circula como pólvora en internet gracias a su potencial viral. En lo personal, me parece una pena que gaste su talento en tonterías político-religiosas, porque —a pesar de todo— es un gran pintor. Algunos lo comparan con Harry Anderson o incluso Thomas Kinkade, supongo que por lo kitsch e idealista de sus cuadros. (Por cierto, Kinkade merece su propio segmento).

Muchas de sus obras critican al “socialismo”, pero la contradicción es que el estilo de McNaughton roza el realismo socialista stalinista de la URSS: arte como herramienta propagandística, sin sutileza ni distancia crítica.

                 Rosas para Stalin (1949) 
            Boris Ieremeevich Vladimirski.

También mezcla sin pudor su ideología política con su fe mormona. Y si hablamos de arte kitsch, el arte mormón es terreno fértil: solo hace falta mirar un par de sus cuadros para notarlo:

          "Jesús el amigo de los niños".
                        Harry Anderson

                        "Perfect love".
              Delwin Oliver "Del" Parson

                  He loves the children. 
                    Jon McNaughton

Eso sí, hay que reconocerle que incluye etnias diversas en sus escenas, no todo es la familia caucásica idealizada. Aunque sigue siendo un arte fácil de digerir, pensado para decorar las casas de abuelas piadosas o tíos conservadores

Este 2024 hay elecciones en Estados Unidos, así que probablemente el señor McNaughton vuelva a deleitarnos con sus obras cursis, más útiles para el meme barato que para la reflexión profunda.



Página oficial de McNaughton.

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