Por lo general, se utiliza el término kitsch de forma peyorativa al referirse a ciertos artistas. La palabra comenzó a usarse a mediados del siglo XIX en Alemania para describir pinturas baratas, con temáticas populares, hechas para venderse fácilmente. Para mí, no es necesariamente algo peyorativo; más bien, es una característica estilística que puede tener valor propio dentro del universo artístico.
Según Hermann Broch, obras potencialmente kitsch podrían ser, por ejemplo, las pinturas románticas del siglo XIX. No es que el romanticismo sea kitsch en sí mismo, pero fue una influencia directa en el surgimiento posterior de un arte más expresivo y emocional, fácilmente digerible para el público general. En pocas palabras, el kitsch es un arte accesible, como los souvenirs o las imágenes que uno encuentra en una tienda de regalos: temáticas agradables, ejecución cuidada, y emoción fácil.
Esto nos lleva a las pinturas del artista de Utah, Jon McNaughton, quien se volvió especialmente popular tras la victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses de 2016. ¿Por qué ganó visibilidad en redes con el ascenso del "hombre naranja"? Una palabra: militancia.
McNaughton pinta de todo: paisajes, retratos, escenas bíblicas... pero se hizo famoso por sus obras de fuerte carga nacionalista estadounidense con toques religiosos (algunos, medio apocalípticos). El chovinismo más rancio es lo que lo destacó en los medios, especialmente sus retratos de Donald Trump, tratados casi como figuras mesiánicas.
Politically incorrect (un Martin Luther King vistiendo
la bandera confederada en sus pantalones)
Sus escenas kitsch de Trump son inconfundibles y tienen un carácter cómico —a veces involuntario— que las convierte en material perfecto para burlarse de los progres (liberales, en inglés). Sus cuadros retratan a los demócratas como si fueran lacayos del Maligno, y a los próceres estadounidenses como hijos de Dios. En mi opinión, McNaughton sabe perfectamente lo que hace: pinta escenas cuasi religiosas, cargadas de patriotismo gringo patético, para emocionar a su audiencia conservadora.
Trick r Treat
Muchas de sus obras critican al “socialismo”, pero la contradicción es que el estilo de McNaughton roza el realismo socialista stalinista de la URSS: arte como herramienta propagandística, sin sutileza ni distancia crítica.
Rosas para Stalin (1949)
Boris Ieremeevich Vladimirski.
"Jesús el amigo de los niños".
Harry Anderson
"Perfect love".
Delwin Oliver "Del" Parson
He loves the children.
Jon McNaughton
Este 2024 hay elecciones en Estados Unidos, así que probablemente el señor McNaughton vuelva a deleitarnos con sus obras cursis, más útiles para el meme barato que para la reflexión profunda.
Página oficial de McNaughton.
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