No suelo comentar este tipo de libros en esta sección, ya que generalmente me enfoco en lecturas relacionadas con el arte en general.
Sin embargo, decidà leer la primera entrega de la tetralogÃa Máquinas Mortales porque habÃa visto la pelÃcula del mismo nombre, producida por Peter Jackson en 2018. La adaptación cinematográfica me gustó, pero sentà que probablemente se habÃan omitido muchas cosas del libro. Asà que quise despejar esas dudas leyendo la obra original, escrita por el británico Philip Reeve y publicada en 2001.
Han pasado más de veinte años desde su publicación, y volver a la lectura de novelas fue un placer, aunque me haya llevado su tiempo —leer, al menos para mÃ, requiere bastante dedicación.
Respecto al libro, cumplió su cometido: aclaró varias de las dudas que me habÃa dejado la pelÃcula. Y debo decir que ambos, tanto el libro como el filme, me gustaron.
Se trata de una historia de ciencia ficción con estética steampunk, que nos sitúa en un futuro donde la mayorÃa de las ciudades son enormes plataformas móviles. Una de las más poderosas es Londres. Allà conocemos al protagonista, Tom Natsworthy, quien es traicionado por un arqueólogo al que admiraba: Thaddeus Valentine. Este último esconde un oscuro secreto del pasado junto al gobernador Magnus Crome. Ese secreto lo persigue hasta el presente, y es Hester Shaw —una joven marcada por la tragedia— quien está dispuesta a matarlo a toda costa. Tom y Hester cruzan caminos y juntos emprenden una gran aventura lejos de Londres, encontrándose con una serie de personajes curiosos en el trayecto.
Cabe aclarar que es un libro bastante sencillo de leer. La narrativa me resultó ágil, con una historia simple y personajes que, en general, me agradaron. Solo uno de los secundarios me pareció un tanto irrelevante para la trama.
PodrÃa decirse que hay un mensaje antiimperialista en el fondo, representado por la Liga Antitraccionista, un grupo que se opone a las grandes ciudades como Londres, que devoran a otras más pequeñas para extraer sus recursos. Sin embargo, el libro no cae en un discurso sermoneador: hay un buen equilibrio. El protagonista, Tom, no odia la ciudad donde creció; más bien, sufre por haber sido traicionado y mantiene una actitud optimista a pesar de todo. Es muy diferente en ese sentido a su compañera de aventuras, Hester, mucho más marcada por el dolor y la desconfianza.
En definitiva, Máquinas Mortales es una muy buena obra. Hay robots, aeronaves, globos, piratas y mucha aventura. Es de esas historias ligeras que se disfrutan fácilmente, pero que también ofrecen momentos para reflexionar sobre el dolor y cómo enfrentarlo sin ceder a nuestros impulsos más oscuros.

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