Para ser sincero, iba a comentar sobre la última película de Transformers, pero como no la terminé de ver por lo mala y aburrida que es, quizá comente sobre ella otro día (spoiler: nunca).
Así que decidí hablar de Tai Chi Zero, una película china de hace más de una década que, obviamente, me pareció mucho mejor, más divertida y cursi, algo que me encanta para esta sección.
Esta primera entrega tiene todo lo que me gusta: acción, peleas, patadas, tecnología retrofuturista, comedia, buena música —desde heavy hasta rock—, con un estilo steampunk. O sea, lo que espero siempre de una chatarra.
¿De qué va esto?
La historia sigue a Yang Lu Chan, un joven con una extraña protuberancia en la cabeza que, cuando se activa, lo convierte en una máquina de combate imparable. Sin embargo, este poder tiene un costo: cada vez que lo usa, su salud se deteriora.
Buscando una cura y un propósito, Yang llega al pueblo de Chen, donde espera aprender el estilo de Tai Chi que podría salvarlo. Pero hay un problema: los aldeanos tienen prohibido enseñar su arte a forasteros. A pesar de los rechazos, Yang persiste, enfrentándose a los habitantes en una serie de combates que combinan humor y acción.
Mientras tanto, un antiguo residente del pueblo, ahora convertido en ingeniero occidentalizado, regresa con una gigantesca máquina de vapor para construir una vía férrea que atravesará la aldea. Esto desencadena una serie de eventos que mezclan tradición y modernidad, y que pondrán a prueba la determinación de Yang y la unidad del pueblo.
¿Por qué me gustó?
Porque es un caos adorable. La película mezcla géneros y estilos de una manera que, aunque puede parecer desordenada, resulta encantadora. Las escenas de combate están coreografiadas con precisión, y la estética steampunk le da un toque único que la distingue de otras películas de artes marciales.
Además, la música es un punto fuerte. Desde riffs de guitarra eléctrica hasta melodías tradicionales chinas, la banda sonora complementa perfectamente la acción en pantalla.
Lo que no me convenció
A veces, la película se pone algo lenta y melodramática, especialmente en las subtramas románticas que no aportan mucho al desarrollo principal. Estos momentos contrastan con el tono humorístico y dinámico del resto del filme, haciendo que algunas partes se sientan fuera de lugar.
En resumen
Tai Chi Zero es una película que no se toma demasiado en serio, y eso es parte de su encanto. Es una mezcla de acción, comedia y estética steampunk que, aunque no es perfecta, ofrece una experiencia entretenida y diferente. Si te gustan las películas de artes marciales con un giro moderno y un toque de locura, esta es para vos.
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